martes, 10 de marzo de 2009

Una generación que pide alternancia


Zicri Montiel

Son muchas las cosas que pasan por la mente de los jóvenes que por primera vez estaremos en la facultad de votar en una elección presidencial. Salvadoreños y salvadoreñas que rondamos los veinte años de edad; sin duda, podremos llevar ritmos y estilos de vida diferentes, pero nos unen tres cosas: nuestra juventud, el hecho que vivimos en un mismo país y el afán tan grande de ver un El Salvador diferente al actual. Por ahora somos una generación que ya se hace sentir en la sociedad, cada quien trabajando con entusiasmo y honestidad por tratar de mejorar nuestra propia realidad.

Veinte años ha vivido El Salvador desde que el primer gobierno de ARENA se instaurara en 1989, desde entonces cuatro administraciones consecutivas de este partido nosotros los jóvenes hemos visto pasar; y a lo largo de la campaña política que esta por terminar el partido oficial y sus instituciones de fachada buscaron desviar nuestra atención y apostaron por trasladarnos a la década del conflicto armado y situaciones dispares de otros países de América Latina, y lo hizo así porque los jóvenes donde encontramos experiencias y elementos de juicio palpables para reflexionar nuestra primera gran decisión en las urnas es en la época de posguerra y no en la década de los ochenta. Del episodio del conflicto armado lo único que nos alienta a los jóvenes es esa visión de país que adoptaron ambas partes para terminar el enfrentamiento bélico, por lo demás, ambos cometieron excesos, uno más que el otro, pero excesos al final de cuentas; Acuerdos que fueron firmados ante los ojos del mundo y en cuya indisolubilidad debemos ser fieles creyentes.

Es esa realidad sombría la que debe llevar a reflexionar nuestra decisión, teniendo claro que no esta en juego el sistema, el cual dicho sea de paso esta contemplado constitucionalmente y que esta sabiamente blindado para garantizar la estabilidad democrática cuando haya alternancia, no esta en juego la libertad de expresión, de culto o de movilización, no esta en juego la autodeterminación de los salvadoreños y su derecho a cosechar lo merecido producto de un esfuerzo individual honesto y diferente para cada quien en un esquema de igualdad de oportunidades que es lo que no ha existido hasta ahora, no están en juego las inversiones extranjeras que ya se instalan en el país y que han estado impulsando importantes fuentes de trabajo ni aquellas inversiones con especial interés de llegar a corto o mediano plazo, todo lo anterior esta amparado constitucionalmente. Lo que esta en juego no son siquiera políticas conservadoras sensatas como ha ocurrido con gobiernos conservadores responsables en Europa, sino una forma atrasada, patrimonialista y continuista de hacer gobierno que se refleja en la candidatura presidencial del partido oficial que proviene del seno de las gestiones fracasadas de seguridad publica y del seno de esa argolla política que se apoderó del gobierno en la administración Saca y cuya forma de gobernar busca continuar en tal candidatura; lo que esta en juego es la posibilidad de incursionar a la modernización y globalización con una forma humanista y solidaria de hacer política o continuar con políticas económicas que ven a la persona humana como una divisa mas…Así ha sido por veinte años.

Hoy, en una coyuntura nacional e internacional atípica la patria nos convoca por primera vez a una elección presidencial a todos los que vamos desde los dieciocho hasta los veintidós años de edad, qué ingenuidad la de aquellos políticos que creen que aun somos una juventud manipulable que se mueve como si fuese una veleta con promesas, con tintes populistas como asegurar que se crearan 250 mil empleos, que en el 2014 seremos un país de primer mundo como el candidato oficialista declaró en el ENADE-2008, o decir que la economía crecerá al 6% en una coyuntura internacional adversa, cuando la CEPAL pronostica un crecimiento máximo del 1.9% en la región para el 2009, y que nuestro país sería el que menor crecimiento experimente, tal como lo vaticina J.P. Morgan incluso hasta caer a un -0.9%.

Sin duda, el origen de los grandes problemas del país radica en el hecho que no ha existido un afán de excelencia en la gestión de muchos. Al dejar que actúe la mediocridad, la indiferencia y la indecencia que contraría la Ley, no se permite que el país se encarrile en las vías del desarrollo, ya que mientras no se contrarresten esas prácticas bochornosas en las funciones que rigen las circunstancias nacionales, jamás podrá consolidarse un Estado pleno. Esta es la historia que ya se escribió, y la que en nuestras manos está continuar no solo escribiendo, sino también redactando de la mejor manera posible, con el fin de no dar lugar a ningún error ya cometido, no dar espacio al silencio o prudencia extrema carente de propuestas, carentes de coraje porque eso escribe de por sí líneas muertas en la historia de nuestro querido El Salvador, de las cuales por cierto ya hay escritas muchas y han ensombrecido por mucho tiempo nuevos entusiasmos y anhelos.

Por ahora, somos una generación con esperanza en una era de información donde debe prevalecer en nuestras conciencias la firme y real convicción que nuestra Patria no merece que los próximos cinco años sean igual que los últimos veinte. Por todo esto, los jóvenes debemos ir con entusiasmo a votar, más que por un partido o proyecto político, atendiendo la cita con la historia, con el país y las enseñanzas cristianas que nos hayan inculcado, ir con esperanza, pidiendo a Dios discernimiento, viendo al futuro, informados y despojados de todo temor a la alternancia que se ha tratado de infundir, pues la Patria merece y exige decisiones plenas, honestas, pero sobretodo LIBRES y un voto con miedo es un voto sin Libertad.

Veinte años: No existe hoy en el mundo un país plenamente democrático donde un partido permanezca tanto en el gobierno, ¿Sabes por que estas democracias evitan eso? Porque el poder cuando no se renueva deja de ser un gobierno de todos para convertirse en un gobierno de unos pocos.

Frente a la boleta de votación tendremos dos opciones: el continuismo, esa forma patrimonialista y mercantilista de hacer gobierno y la oportunidad de un cambio con certidumbre, seguro y garantizado constitucionalmente.

A pocos días de estas históricas elecciones presidenciales, te exhortamos a que acudas a las urnas, que no te restrinjas la oportunidad a ser protagonista de la esperanza. ¡Da un chance a lo Nuevo!

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