lunes, 3 de agosto de 2009

La batalla de las palabras en un golpe de Estado

Milagros Pérez Oliva*

La cobertura informativa de la crisis política de Honduras motiva quejas de signo contrario. No citar las fuentes alimenta la sospecha de parcialidad en las crónicas interpretativas

La arquitectura del periodismo se levanta sobre el lenguaje y el lenguaje es pensamiento. Con la elección de las palabras definimos la realidad, por eso uno de los problemas del periodismo es encontrar los términos justos que mejor definen una situación. Pero no siempre es fácil cuando la situación es confusa, evoluciona rápidamente y concurren fenomenales intereses en juego. Lo ocurrido en Honduras en los últimos días constituye un excelente ejemplo de cómo una misma realidad puede tener interpretaciones opuestas.

Ya conocen ustedes los hechos: el presidente Manuel Zelaya convoca una consulta popular para reformar la constitución y eliminar la limitación que le impide presentarse a un segundo mandato. El Parlamento vota un reglamento que veta esa consulta y el Ejército sale a la calle en una maniobra preventiva contra las iniciativas del presidente. Zelaya destituye al jefe del Estado Mayor y éste se resiste a abandonar su puesto. Finalmente, el presidente es apresado y expulsado del país.

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