viernes, 5 de junio de 2009

La herencia de Saca

C. Marchelly Funes

El pasado 1 de junio, a media mañana, se puso fin a dos décadas de gobiernos areneros. El primer Gobierno Nacional del FMLN en la República de El Salvador, recibe un país con una pésima herencia del gobierno saliente. Quizá, más que herencia, debería llamarse lastre social, institucional y económico.

El ex presidente Elías Antonio Saca se jactó ante los medios de comunicación y la población en general, en su último informe oficial, de dejar “un país con solvencia económica”; afirmación que ha sido rechazada por el Secretario Técnico de la Presidencia, Alex Segovia, quien en varias ocasiones ha sostenido que el país ha llegado a “un problema de liquidez” y eso debe de solventarse cuanto antes. De no atenderse la situación cuanto antes, se puede llegar a “paralizar el Estado”.

El Presidente entrante, Mauricio Funes también hizo del conocimiento público ––en su primer discurso presidencial–– el estado en el que recibe el país: “Vamos a heredar un gobierno desfinanciado y sin los recursos suficientes para alcanzar nuestras metas”, advirtió Funes, quien reveló discrepancias entre la rendición de cuentas brindada (durante el proceso de transición) por el gobernante saliente y la información maquillada de la economía salvadoreña.

El déficit fiscal del que se habla no es de 200 o 300 millones de dólares como se había dicho, sino que es de más de un mil millones. Para tener una idea más clara de lo que esto significa –dijo el nuevo ministro de Economía, Héctor Dada Hirezi– “se trata de una tercera parte de toda la recaudación fiscal del periodo 2009”.

Si ha esto le sumamos los altos índices delincuenciales, la pésima gestión institucional, el incremento de la pobreza y el desempleo… Cualquiera se queda atónito ante las declaraciones de quienes defienden los fracasos gubernamentales de las cuatro gestiones areneras, calificándolas de buenas. O se muestran extrañados –como algún presentador de televisión— de que el presidente Funes haya hablado de la herencia de corrupción dejada por los gobiernos de ARENA.

El resultado de este déficit fiscal, de la corrupción en el gobierno saliente (y sus antecesores), y el entorno económico mundial ponen hasta cierto punto un límite en el quehacer del nuevo mandatario; sin embargo, esto también le permitirá la creación de nuevas alianzas internacionales, diseñar un nuevo pacto fiscal y reestructurar el gasto público para poder solucionar las principales demandas de los salvadoreños y salvadoreñas.

Para concluir, me gustaría hacer un pequeño ejercicio de lo que Saca prometió y de sus resultados: primero prometió un país seguro (así se llamó su programa de gobierno). El resultado: un promedio de 11.7 homicidios diarios hasta el 17 de mayo del presente. Segundo, un combate frontal a la pobreza (con su programa red solidaria). El resultado: según la Dirección General de Estadística y Censos (Digestyc), la pobreza creció de 2006 a 2007, antes de que llegara la crisis económica internacional. En otras palabras la pobreza aumentó de 30.7% a 34.6% en la urbe y en la zona rural creció 8 puntos –pasó de 35.85% a 43.8%, según los datos revelados por la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples (EHPM)—.

Y, por último, un manejo responsable de las finanzas públicas. El resultado: un aumento del déficit fiscal, moras en sus deudas con proveedores de diferentes carteras estatales y salarios atrasados. La verdad de esta gestión arenera es un completo fracaso. No lo digo yo, sino los números rojos de los que se habla en los medios y los que señalan los expertos en economía.

¡Vaya herencia la de Saca!
(*) Comunicadora Social

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