miércoles, 25 de febrero de 2009

Debate históricamente en el limbo

Zicri Montiel

No ha sido fácil para El Salvador conquistar la democracia que por incipiente que sea, los caminos para su consolidación deben trazarse y no perderse de vista. Al hacer un recorrido histórico, desde su independencia y la consolidación de la misma, pasando por las grandes pugnas entre liberales y conservadores (1841-1876), la llamada “república cafetalera” (1876-1931), la dictadura militar (1931-1979), el conflicto armado (1980-1992) y la democracia en tiempos de paz (1992 hasta hoy en día); se tiene que no existe antecedente de elecciones libres antes de 1984, a excepción de la convocatoria de elecciones por Pio Romero Bosque, las que ganara el laborista Arturo Araujo y que a nueve meses de gestión fuera derrocado para instaurarse la dictadura militar por 38 años.

En la historia de elecciones libres, ha sido solamente en 1984, una campaña electoral en medio del conflicto armado, que se diera un debate presidencial. En aquella ocasión los candidatos presidenciales eran José Napoleón Duarte (PDC), Roberto d’Aubuisson (ARENA), José Francisco Guerrero (PCN) y Roberto Escobar García (PAISA) y los participantes en el debate presidencial fueron solamente tres, el candidato d’Aubuisson de ARENA decidió no participar en aquel encuentro.

Volvemos nuestra mirada hacia 1984 precisamente porque fue la primera elección presidencial regida por la entonces reciente aprobada Constitución de la República de 1983, vigente hasta hoy en día y la única en la que se tuviera la oportunidad de ver un debate presidencial en nuestro país; en ese entonces, ARENA participaba por primera vez en una elección presidencial y en ese entonces así como ahora se abstuvo de participar en el debate, así lo hizo Alfredo Cristiani en 1989, Calderón Sol renunció al debate en 1994, Francisco Flores en 1999, Antonio Saca renunció a esta posibilidad ante Scháfik Hándal bajo la alusión que debatía con la gente y no con su contendiente y ahora, Rodrigo Ávila vuelve a rechazar la propuesta de un debate presidencial ante su contendiente Mauricio Funes.

Veinticinco años han pasado desde que se diera el único debate presidencial que la nación haya presenciado y con la ausencia de uno de los principales contendientes, veinticinco años han pasado y los ciudadanos y ciudadanas salvadoreños hemos ido avanzando en cultura política y democrática, y aunque siempre han existido partidos políticos que no han avanzado al mismo ritmo en que si lo hace la población, ahora más que nunca como ciudadanos estamos más que preparados para presenciar un debate presidencial como herramienta indispensable en la toma de tan trascendental decisión. Este 15 de marzo con nuestro voto consolidamos la democracia, pero aún no por completo porque en la campaña electoral estuvo ausente el debate.

Si hubo un debate presidencial hace veinticinco años, y si la democracia se va consolidando, no se puede concebir como lejos de ir avanzando en cuanto a la posibilidad de un debate presidencial respecta, se va estancando y quizá hasta retrocediendo. Aunque si lo vemos desde la óptica de ARENA, no es de extrañar, pues desde sus inicios ha esquivado esta posibilidad. En vista que ARENA limita a los ciudadanos el derecho que tenemos de un debate presidencial, es de hacer conciencia que no es posible que en pleno siglo XXI un partido que sistemáticamente se rehúsa a debatir, aspire realmente a la conducción de un país en tiempos de crisis. Hemos llegado al momento crucial en el que o los ciudadanos nos conformamos con la ya tradicional postura de ARENA de no debatir o le enviamos un mensaje que ya es tiempo que si quiere seguirse manteniendo como fuerza mayoritaria entienda que ya no somos los ciudadanos de la democracia de 1984 y que por lo tanto, no queremos que se siga comportando como lo hace desde entonces. Este 15 de marzo es la oportunidad para hacerlo.

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