viernes, 11 de septiembre de 2009

Silencio gubernamental

C. Marchelly Funes*

Desde hace unas semanas, en algunos espacios de opinión se ha comenzado a plantear la premisa de que el presidente Mauricio Funes y su gabinete se ocultan de los medios, desaparecen o simplemente guardan silencio. Más o menos, la premisa ha ido cobrando fuerza, en la actual coyuntura, para la mayoría de “analistas” políticos ––acostumbrados a ver al presidente y sus funcionarios en los medios divulgando “obras” que no ameritan ser noticia o ser tema de dominio público: el nuevo gobierno mantiene desinformada a la prensa y a la población en general, simplemente, porque las nuevas autoridades tienen un nuevo modelo de informar.

Un modelo que dista muchísimo del marketing al que nos habían acostumbrado las gestiones anteriores. Hoy se enfatiza en resolver los principales problemas de los salvadoreños y las salvadoreñas y no en aparecer cada noche en un resumen presidencial —por cierto, no sería mala la idea hacer uno, al menos una vez al mes para no despilfarrar recursos en publicidad. Por más de 20 años la derecha aliada con los mass media nos impuso lo que debíamos saber y cuando lo debíamos saber. Hoy que el nuevo gobierno maneja su agenda y prioriza los temas de interés nacional la prensa salvadoreña acusa de no tener acceso a la información y comienza a lanzar toda una campaña de desinformación: notas y opiniones confusas que desacreditan el quehacer gubernamental.

La premisa mencionada, líneas arriba, suena sugerente. La misma expresión “silencio gubernamental” es ––además de ruidosa–– novedosa. Pero la novedad de este enunciado no es razón suficiente para considerar novedoso el fenómeno que con ella se quiere describir. En efecto, desde el 1 de junio hasta la fecha, durante los acontecimientos coyunturales ha habido un manejo concreto de la información que, sistemáticamente, se ha alejado de la publicidad y el marketing político. Ahora bien, seleccionar la información que se va a publicar no significa que el presidente o sus funcionarios se están ocultando, mucho menos que no tengan que decir.

Es precisamente en este terreno que se deslegitima ese presunto argumento de que las cosas no están claras. Por un lado, una visión objetiva del manejo informativo, incluido los temas coyunturales, arrojan evidencia suficiente para reafirmar que ni el presidente Funes ni su gabinete ocultan información a la prensa. Es obvio que la manera de gobernar de Funes nada tiene que ver con la de Elías Antonio Saca, Francisco Flores o Norman Quijano ––quien ha publicado en todos los medios masivos sus “100 obras” en “100 días”––.

Ciertamente, es importante que el presidente y su gabinete aparezcan en los medios, pero no por que les da la gana sino porque tienen iniciativas estratégicas que difundir y presentarle a la sociedad. La oposición se está quedando sin argumentos de peso y recurre a la desinformación para mantenerse en la agenda mediática y en el imaginario colectivo.

Por donde quiera que se mire, el supuesto silencio gubernamental tiene una motivación que lo explique. Pues bien, las motivaciones que pudieran tener Funes y su gabinete para no posicionar una imagen mediática sino una imagen de resultados son muy distintas a la forma de comunicar en el pasado. Se puede esgrimir que, en estos momentos, es la gobernabilidad el factor que explica el silencio gubernamental. Siendo aún más realistas, hay que reconocer que esta será la forma de gobernar de Funes: menos marketing y más resultados.

Es cierto que el presidente ha tenido poca presencia mediática, pero ha aparecido en los momentos justos y oportunos para anunciar la ejecución de sus promesas de campaña. ARENA continúa haciendo propaganda sucia, agresiva y manipuladora, pero ello ha estado en sintonía con la costumbre añeja de atacar a quienes no privilegian sus intereses políticos partidarios y económicos.

Esa propaganda agresiva no ha impedido que los salvadoreños sigan confiando en las promesas del mandatario, por el contrario, los datos publicados por la Cid Gallup demuestran que los salvadoreños están satisfechos con la nueva forma de gobierno.

(*) Comunicadora Social

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