miércoles, 29 de julio de 2009

A propósito de la coyuntura gubernamental: el desempeño social y político de la prensa salvadoreña I

C. Marchelly Funes*

En la actual coyuntura, se hace necesaria una revisión del desempeño de la prensa salvadoreña. ¿Cómo está funcionando? Esta pregunta, aunque simple, aborda un fenómeno tan complejo que ante él no existe, ni existirá a corto plazo, un acuerdo amplio. Con el fin de contribuir a una discusión que pueda, eventualmente, culminar en una transformación de la prensa salvadoreña a favor de la sociedad, se hará una reflexión sobre su desempeño social tomando como base algunas observaciones sobre su desempeño en las últimas semanas.

¿Qué ha llenado los principales espacios informativos desde que inició el nuevo gobierno de Mauricio Funes y el FMLN? Por un lado, la burda propaganda en contra del Gobierno Central y los Ministerios Salud, Justicia y Seguridad Pública, en el caso de los medios de comunicación de derecha, entre ellos la prensa matutina y la Telecorporación Salvadoreña TCS. Por el otro, se encuentran los programas televisivos con enfoques más moderados y de considerable nivel de audiencia, como es Dialogo con Ernesto López, La entrevista al día, primera entrevista y 8 en punto, a través de los cuales han desfilado prácticamente todos los expertos en temas de seguridad y violencia, así como las autoridades encargadas de combatir este problema.

El formato de los programas de entrevistas, dedicados a cubrir específicamente los planes estratégicos de seguridad, es similar en cada uno de esos canales. Con el fin de ser balanceados, se invita a un especialista, a un funcionario de la cartera y el periodista funciona como moderador. Hay que reconocer el arduo trabajo profesional de la mayoría de algunos periodistas que conducen estos espacios de opinión y debate, pero a estas alturas de la coyuntura delincuencial, “hastío” es la mejor palabra que describe la dinámica mantenida. No es hastío por la falta de capacidad inquisitiva de los moderadores. Todo lo contrario: ellos intentan hacer muy bien su trabajo. Es tedio por la exposición de “más de lo mismo” por parte de los políticos. El formato en sí no representa ningún reto para ellos, lo que les permite sentirse cómodos diciendo lo mismo de siempre.

Ahora bien, el problema principal que deriva de lo anterior es que la dinámica mediática de debate público no parece estar motivando a la población a querer ser parte activa de la solución de la problemática de la inseguridad que se vive en el país. Su participación, se reduce a mandar coreos electrónicos o llamar por teléfono a los medios en cuestión, mientras los políticos están al aire, lo cual es bueno, pero no suficiente.

Y es que, en vez de limitarse a exhibir las casi siempre infructuosas discusiones entre los políticos de los diferentes partidos, un importante aporte de la prensa para la construcción de la democracia participativa sería fomentar el debate público entre los altos funcionarios del gobierno y representantes de la sociedad civil. No la sociedad civil “desde el teléfono” o “desde la web” o en entrevistas separadas ––dinámica que se ha puesto de moda–– de lo “propiamente real”, sino la sociedad civil en un “de tú” a “tú” con los gobernantes y legisladores. ¿No mejoraría esto la calidad informativa? Los medios de comunicación social no deben de olvidar que, parafraseando al español Javier del Rey Morató, la calidad de la democracia depende de la calidad y racionalidad de la comunicación que se dé en dicha democracia. La prensa nacional tiene responsabilidad social que no debe de olvidar y a la vez oportunidad de innovación ––vale para los medios estatales también––.
Comunicadora Social (*)

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