domingo, 21 de junio de 2009

Hay que fortalecer el sistema educativo formal

C. Marchelly Funes*

Se rumora mucho sobre los posibles cambios que pueda hacer el nuevo Ministro de Educación, Salvador Sánchez Céren, en los programas de educación formal. Unos ven positivos la iniciativa, otros piensan que se incluirán ideologías y adiestramientos partidarios en los planes educativos.

Una de las primeras tareas que tiene el nuevo Ministro de educación es evaluar de manera rigurosa los planes de educación nacional, en todos sus niveles, y ver a que intereses responden estos, ya que los gobiernos anteriores le apostaron a tecnificar a los jóvenes y se abandonaron ideas elementales como fortalecer la buena lectura, esa lectura que dista mucho de las revistas light y del amarillismo, y que les capacita a los estudiantes a tener una conciencia crítica, más humana y más social.

No se requiere de un estudio científico para intuir que los niños y jóvenes salvadoreños carecen de hábitos de lectura y análisis, basta con mirar el tipo de bachilleres y profesionales que se gradúan anualmente. Estas incapacidades escolares ––han sido evidenciadas en las medias de resultados de la Prueba de Aprendizaje y Aptitudes para Egresados de Educación Media (PAES)–– pueden transformarse a largo plazo en un fracaso social irreversible, y eso es preocupante y demanda respuestas urgentes.

Quizá este fracaso se deba a las plataformas educativas de la primaria, a la pérdida de visión de los objetivos esenciales del sistema educativo como son: primero incentivar el proceso de estructuración del pensamiento, las formas de expresión personal y de comunicación verbal y escrita. Segundo, favorecer el proceso de maduración de los niños en el cultivo de la lectura, la iniciación cultural deportiva y artística, el crecimiento socio afectivo, y los valores éticos. Tercero, estimular hábitos de integración social, de convivencia grupal, de solidaridad y cooperación y de conservación del medio ambiente. Y, por último, prevenir y atender las desigualdades sociales originadas en diferencias de orden biológico, nutricional, familiar y ambiental mediante programas especiales.

El sistema educativo olvidó o pasó por alto estos objetivos, esa miopía impidió que se solidifiquen los pilares fundamentales (la primaria y secundaria) del proceso de formación de las niñas y niños salvadoreños. Reflexionemos un poco, si los infantes no entienden a temprana edad lo que leen ni saben como expresarlo por escrito, ¿cómo será su formación más adelante? Lo más seguro es que la gran mayoría culmine sus estudios superiores medio formados y que una minoría logré superar esas lagunas educativas impuestas por las plataformas educativas diseñadas por los gobiernos areneros.

A manera de conclusión, esta claro que el sistema educativo actual necesita un cambio de rumbo, ya no hay que ver la educación como el mero hecho de saber leer y escribir, es necesario tener una visión de pensamiento crítico, humano y solidario y esto se logra a través de la enseñanza con criterio social, no se trata de ideología como dicen muchos sino de brindarle las herramientas a los estudiantes para que se formen su criterio y sean ciudadanos críticos y socialmente sensibles.

Comunicadora Social(*)

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